viernes, octubre 30, 2009


Me transformo en abanico,
de improviso y sólo porque quiero.
Muevo el aíre a voluntad,
acompaño a una mano acongojada,
y a un cuerpo
detracito de la mano …
Me transformo en mariposa
y voy de abanico a mariposa,
con sólo unos pocos aleteos,
Y me aburro y me transformo
en mapamundi,
redondo de continentes
y de mares,
y mareas…
y voy cambiando,
aceptando, combinando, aleteando,
redondo todo yo,
Y ya no se que quiero ser,
a pesar de eso,
me transformo nuevamente
ahora soy canguro
y salto repentino
me apoyo en la cola,
-apenas ya recuerdo cuando era mariposa-
y salto,
y allá va el mundo abajo mío,
nueve metros cada tranco,
y yo saltando,
y en un salto de improviso,
veo al pedro descansando,
debajo de un árbol,
es medio día
y tengo un abanico en las manos
y ya no es abanico,
tampoco mariposa,
entonces,
me quedo mudo
miro la tierra llena,
la raíz y la sangre,
la semilla y el vientre,
miro atónito la vida
la sonrisa tan amable
este ratito conmigo,
me transformo nuevamente,
ahora soy yo de nuevo
sentado y descansando
a la sombre de este árbol